Yo crecí con un padre militar que trabajaba duro. Como niños, trabajábamos también – en la casa, jardín o el huerto de manzanas. Cinco hijos significaban que había siempre un montón de quehaceres. A mi papá le gustaban el deporte y las actividades al aire libre, por lo que a menudo nos despertamos temprano para escalar montañas o esquiar o jugar tenis. La única vez que pudimos descansar en el sofá o ver la televisión era cuando estábamos enfermos – muy enfermos.
No sorprende que sigo trabajando duro y muchas veces he sentido culpable por descansar. No estoy muy ocupada con la jardinería o la limpieza de la casa hoy en día, pero me gusta mucho mi trabajo y me gusta estar activa. No me gusta tanto dormir y yo rara vez veo la televisión… pero, sí, estoy aprendiendo a descansar.
El descanso no es simplemente dormir o la falta de actividad física, aunque ciertamente puede implicar eso. Los diccionarios dicen que el descansar incluye relajarse, refrescarse y recuperar fuerzas. Una definición incluye una paz de la mente o del espíritu y el estar libre de ansiedad o perturbación. Otra definición menciona un periodo o intervalo de reposo, soledad o tranquilidad.
No importa lo mucho que nos gusta lo que hacemos, o la cantidad de trabajo que creemos que tenemos que hacer, descansar es poderoso… y necesario. Leí un buen post de Michael Hyatt esta semana acerca del descanso y me ayudó a reflexionar sobre algunas buenas razones por descansar:
Descansar aumenta la fuerza física. Los atletas y los entrenadores saben que después de un entrenamiento desafiante, el cuerpo necesita descanso para recuperarse, prevenir lesiones y aumentar la resistencia. El sueño, el estirarse, la hidratación y la nutrición son muy importantes. A medida que envejezca yo, lo experimento más y más.
Descansar profundiza las relaciones. Tiempos relajantes con los amigos y la familia me dan oportunidad para la plena participación y la interacción de calidad. El jugar, largas conversaciones, el compartir cuentos y la risa me ayudan a sentir renovada y me proporcionan conexiones y comunidad. Cuando estoy bien descansada, tengo más que ofrecer a los demás.
Descansar vigoriza la mente. Si paso mucho tiempo sin descanso para mi mente, mi cerebro se siente como huevos revueltos y lucho para ordenar mis pensamientos y sentimientos. Cuando me alejo de la lista diaria de quehaceres y ansiedades para soñar y dejar que mi mente divague, encuentro que puedo pensar con claridad acerca de los asuntos menos urgentes, pero muy importantes, como los planes de futuro, reflexiones del pasado y la creatividad.
Descansar rejuvenece el alma. Según la Biblia, ¡aún Dios descansó! 🙂 El apartarme de mis responsabilidades por un rato me recuerda que no soy lo más importante. Tiempo para respirar profundamente, orar y escuchar con calma me ayudan a encontrar la perspectiva correcta y la paz.
Para descansar se utiliza a menudo un apoyo, como un apoyabrazos o una mentonera. Esto me recuerda que a menudo necesito a otras personas que me ayuden a descansar. Estoy muy agradecida por los en mi vida que descansan bien y que me animan a descansar también.
Bueno, ahora que he terminado este post, ¡me voy a descansar mientras veo un partido de la Copa Mundial!
¿Sientas culpable por descansar? ¿O eres tú una persona que ayudas a que otra gente se relaje? ¿Qué haces para descansar bien?
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