no todo se trata de mi

enervante

tenso

estimulante

orando

comiendo mucho

comiendo poco

dolor de cabeza

dolor de cuello

trabajar duro

no poder dormir

estrés

Mi causa de estrés esta semana fue un concurso de música en línea de nuestro hijo Mateo. Él necesitaba comentarios, votos, “likes”, tweets, etc. para poder avanzar en las categorías y ganar su sueño de toda la vida, ser el talonero de Tyler Ward, una estrella famosa de YouTube que estaá haciendo una gira por los Estados Unidos.

Nosotros – los comprometidos y ligeramente alocados padres – hicimos todo lo que pudimos para conseguir apoyo para Mateo. Usamos Facebook y Tweeter; enviamos correos electrónicos; engatusamos a nuestros compañeros de trabajo para conectarse en línea; desvergonzadamente le rogamos a nuestros amigos que votaran todos los días. Investigamos estrategias ganadoras y nos quedamos despiertos hasta muy tarde viendo la actualización de los resultados.

Creemos en nuestro hijo y deseamos apoyar sus sueños en cualquier forma posible. 

También tenemos nuestras propias vidas, trabajo y responsabilidades y tenemos que poner límites a lo que nosotros podemos hacer por él. Hubieron momentos en los que tuve que cerrar la computadora y alejarme del “mundo del concurso” por un tiempo. Otros momentos tuve que “soltar” emocionalmente mis deseos por su éxito y recordar…

Que no se trata de mi.

No todo depende de mi; yo no soy indispensable. 

He tenido que aprender esa lección en el trabajo tanto como con mi familia. Puedo sobre estresarme con un proyecto, una meta, un deseo de cambio de cultura, una responsabilidad y olvidar… que no soy la única activa aquí. Así como Mateo tiene otros amigos y fanáticos que apoyan su música, yo tengo otros compañeros de trabajo, mentores y recursos que puedo – y debo – incluir en mis proyectos.

Cuando confío únicamente en mi misma y olvido trabajar bien en equipo, me pierdo de las fortalezas, talentos, motivación, sabiduría, apoyo, ideas, energía, finanzas, oraciones, materiales, etc. que otros pueden traer a la mesa.

“Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve con otros.”
Proverbio Africano

Firmemente creo que ir con otros es mejor que ir solo. Amigos, compañeros de trabajo, familia, socios y mentores son cruciales en mi mundo… porque esto no se trata de mi!

¿Cómo manejas el estrés? ¿Cómo luchas con la actitud de “todo se trata de mi”?

****P.D. Mateo ganó el concurso! 🙂  Aquí hay un video de su concierto.

¡sé parte de un movimiento!

Mi organización cree fervientemente en los movimientos, pero rara vez conozco a alguien que haya visto o haya sido parte de uno. He tenido el privilegio de ser parte de dos – en uno como participante clave, en el otro como mentora/asesora. Esas experiencias fueron emocionantes, vigorizantes, divertidas, desordenadas, satisfactorias y también requirieron de mucho trabajo. Ambas oportunidades fueron un sueño hecho realidad… y me encantaría ayudar con muchos más. Al estar leyendo para mi maestría, leí un capítulo acerca de los movimientos en el libro de Parker J. Palmer, The Courage to Teach (La valentía para enseñar). El libro enumera cuatro etapas de los movimientos que reconocí inmediatamente. Creo que entenderlas podría ayudarnos a ver muchos movimientos en los años venideros.

Etapa 1 – Suficiente de tener una vida dividida

Los movimientos comienzan cuando alguien decide: “No lo soporto más. No puedo vivir una vida externa que es tan diferente a las convicciones de mi corazón.” En el ministerio esto significa que seguiré el corazón de Dios y haré lo que sea necesario, iré a donde tenga que ir para ganar __________ (completa la línea: mujeres, estudiantes, profesionistas, atletas…) para Cristo… porque esto es lo que Él me ha llamado a hacer. A pesar de lo que pudiera parecer en mis circunstancias y con mis dones, no voy a dejar que el desánimo, el miedo, la ocupación, los hijos pequeños, el desinterés de la organización o las críticas de los demás se interpongan en mi camino. No culparé a nadie más o a la organización por mis carencias – ¡Seré honesto conmigo mismo! Nunca vamos a ver que Dios construya más movimientos espirituales, sino llegamos individualmente a este punto en nuestro corazón.

Etapa 2 – Apoyo en comunidad

El siguiente paso es compartir con alguien más nuestra semilla de mostaza de fe y convicción, admitir frente a alguien más que quiero ser y hacer algo nuevo. Es muy fácil que nuestro entusiasmo se muera si no contamos con el ánimo de los demás. La comunidad puede ser nuestra familia, nuestro equipo, algunos amigos – cualquier compañero que piense como nosotros. Nuestra comunidad nos da consuelo mutuo (“No, no estás loco.”), un vocabulario en común para nuestra visión y a menudo las habilidades y la capacitación necesarias para hacer nuestro sueño realidad. Trabajar juntos en un equipo dinámico y saludable es una de las partes más sinérgicas del movimiento.

Etapa 3 – Hazlo público

Un verdadero movimiento no se esconde a puertas cerradas ni manipula a su gente en secreto. Un verdadero movimiento comparte su visión y sus recursos con otros, busca retroalimentación para mejorar y se asocia con otros para lograr un mayor impacto. A veces parece que fuera más fácil quedarse pequeño y privado, pero entonces perderíamos la oportunidad de desafiar e influenciar a otros y perderíamos la bendición de trabajar y aprender de ellos. Recibir retroalimentación de los demás nos ayuda a evitar el sentimiento de superioridad moral, el egocentrismo y la auto-suficiencia… y nos ayuda mantenernos enfocados en el Reino.

Etapa 4 – No hay nada mejor

Una vez que hayamos comenzado a experimentar el fruto del movimiento spiritual ¡no hay nada más inspirador! La multiplicación descontrolada, la verdadera transformación de los discípulos, el crecimiento de nuestro carácter – todo esto trae un sentimiento de satisfacción que dice: “¡Esto vale la pena, no hay precio que fuera demasiado alto que no pagaría ni hay algún premio que valga más!” No quiero estar involucrada en nada que sea menos que esto.

¿Has sido parte de un movimiento? ¡Por favor cuéntame de eso! Me encantaría aprender de ti…

¿podemos superar nuestro orgullo?

A través de los años he ofendido y apaleado a otros con mi orgullo nacionalista. También he recibido un duro golpe debido al orgullo nacionalista de otros.

Un día estaba leyendo Génesis 11:1-9 acerca de la Torre de Babel (énfasis agregado):

En ese entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra…
...«Constuyamos una ciudad
con una torre que llegue hasta el cielo.
De ese modo nos haremos famosos
y evitaremos ser dipersados por toda la tierra.»
Pero el Señor bajó para observar la ciudad
y
la torre que los hombres estaban construyendo

«Será mejor que bajemos a confundir su idioma,
para que ya no se entiendan entre ellos mismos.»
De esta manera el Señor los disperó desde allí por toda la tierra,
y por lo tanto dejaron de constuir la ciudad.

Por eso a la ciudad se le llamó Babel,
porque fue allí donde el Señor confundió el idioma
de toda la gente
de la tierra
y de donde los dispersó por todo el mundo.

A través de estos versículos, Dios me aclaró que el orgullo nacionalista no es algo que Él tenía en mente o que inicialmente deseó para nosotros como parte de su increíble creatividad. Originalmente nos tuvo hablando el mismo idioma. La división que tenemos en nuestro mundo hoy en lenguaje y cultura es el resultado de nuestro pecado y la protección de Dios contra más pecado. Dios pretendía que fuésemos dispersados por toda la tierra, no solamente que construyéramos nuestra propia ciudad y un nombre para nosotros mismos.

Como cristianos, creo que nuestra meta debería ser superar las barreras del lenguaje y la cultura para demostrar el poder del amor de Dios en nosotros y llevar su mensaje de las “Buenas Nuevas” a tanta gente como sea posible…por todo el mundo. Cuando los cristianos luchan con comunicar amor y respeto los unos a los otros – a pesar de las barreras del lenguaje – somos una imagen de cómo Dios se comunica con nosotros… a pesar de que nuestras limitaciones humanas se interpongan en el camino.

Cuando rendimos nuestros propios prejuicios, favoritismos y egoísmo                 para permitir que la gente de otras culturas trabaje junto a nosotros
–incluso sean nuestros líderes—
estamos reflejando el diseño original de Dios. 

Como misionera, he trabajado junto a personas de muchas culturas y lenguajes diferentes. He trabajado bajo líderes de varios países. Puede ser frustrante y difícil y consumir mucho tiempo… pero también puede ser lleno de alegría y satisfacciones; verdaderamente creo que yo reflejo más la unidad de Dios en la diversidad… y logro más para su reino en conjunto con otros. No quiero experimentar más disciplina de parte de Dios a causa de mi orgullo; quiero hacer todo lo posible para hablar “un solo lenguaje” con los demás cristianos, demostrando la perspectiva del Reino de Dios, en lugar de una arrogancia nacionalista.

Como nación receptora, también podemos reflejar el diseño de Dios al invitar generosa y respetuosamente a aquellos de otros países que son llamados por Dios a trabajar con nosotros en extender su Reino.

Como líderes, podemos ser un ejemplo… ¿Cómo podemos ayudarnos unos a los otros a limitar nuestro orgullo y a trabajar mejor juntos para su gloria?