Acabo de recibir la bendeción de unos días de vacaciones con mi familia en las hermosas montañas de Colorado. Mi padre tiene una cabaña rústica al lado del río Conejos y durante muchos años la familia extendida (y algunos amigos especiales) se reúnen allí para relajarse, pescar, jugar y comer MUCHO. Es un tiempo especial y provee dulces recuerdos que duran para el resto del año.
Las reuniones familiares me ayudan a practicar el ser agradecida por las variedades de talentos y las diferencias de opiniones! Aunque nos llevamos increíblemente bien incluso con la diversidad representada en estas reuniones, nuestras preferencias personales definitivamente aparecen…
- A algunos les gusta hablar mientras otros quieren dormir en la hamaca
- Algunos quieren pescar mientras otros prefieren leer en el porche
- Algunos cantan; otros juegan o hacen rompecabezas
- Algunos disfrutan de competiciones “olimpiadas”; otros de un concurso de talentos
- Algunos tiran rifles, mientras otros suben las montanas y algunos corren por las sendas
- Algunos cuentan chistes, otros ríen hasta que lloran
- Algunos duermen hasta la tarde, mientras que otros van a la cama temprano
- Algunos cocinan, mientras que otros sólo comen… y comen… y comen
Hay una gran libertad en la cabaña – no hay mucho juicio o crítica cuando decidimos lo que queremos hacer. Por lo general hay un montón de gente alrededor para cualquier actividad y hay un montón de espacio para encontrar la soledad también. Expertos enseñan a tocar la guitarra o pescar o construir algo; los que piensan que son expertos tienen un público cautivo para sus conferencias.
Trabajamos duro para dar cabida a los demás; asignamos las familias más grandes a las habitaciones más grandes y cortamos el tiempo en las duchas (excepto por los adolescentes) para ahorrar el agua caliente. No hay una agenda u horario o rutina. Compartimos la comida, la preparación de la cena y la limpieza. Nosotros cuidamos de los niños y los perros de los demás – con sólo una mínima queja. Es un lugar de verdadera comunidad… y amor.
Al reflexionar sobre ese tiempo especial, me pregunto por qué no actúo así más a menudo… más en reposo con el tiempo y más en paz con la gente que me rodea. ¿Por qué no puedo juzgar menos lo que otros elijan y disfrutar más plenamente de lo que estoy haciendo? ¿Por qué no puedo ceder mi espacio, mi comodidad y mis expectativas sin una actitud negativa?
Tengo la esperanza de que este año no sólo me acuerdo de las actividades de diversión sino también de las actitudes del corazón y el servicio compartido que hicieron que fuera muy divertido. Espero poder aplicar esos principios no sólo a las vacaciones sino a la vida cotidiana también.
¿Qué disfruta tu familia al estar juntos? ¿Qué has aprendido de aquellos tiempos?
muy asertivo!!!!
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Gracias! 🙂
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De nada Terry!
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