un lugar de comunidad

Grandpa's cabin - courtesy of Sarah Joelle PhotographyAcabo de recibir la bendeción de unos días de vacaciones con mi familia en las hermosas montañas de Colorado. Mi padre tiene una cabaña rústica al lado del río Conejos y durante muchos años la familia extendida (y algunos amigos especiales) se reúnen allí para relajarse, pescar, jugar y comer MUCHO. Es un tiempo especial y provee dulces recuerdos que duran para el resto del año.

Las reuniones familiares me ayudan a practicar el ser agradecida por las variedades de talentos y las diferencias de opiniones! Aunque nos llevamos increíblemente bien incluso con la diversidad representada en estas reuniones, nuestras preferencias personales definitivamente aparecen…

  • A algunos les gusta hablar mientras otros quieren dormir en la hamaca
  • Algunos quieren pescar mientras otros prefieren leer en el porche
  • Algunos cantan; otros juegan o hacen rompecabezas
  • Algunos disfrutan de competiciones “olimpiadas”; otros de un concurso de talentos
  • Algunos tiran rifles, mientras otros suben las montanas y algunos corren por las sendas
  • Algunos cuentan chistes, otros ríen hasta que lloran
  • Algunos duermen hasta la tarde, mientras que otros van a la cama temprano
  • Algunos cocinan, mientras que otros sólo comen… y comen… y comen

Hay una gran libertad en la cabaña – no hay mucho juicio o crítica cuando decidimos lo que queremos hacer. Por lo general hay un montón de gente alrededor para cualquier actividad y hay un montón de espacio para encontrar la soledad también. Expertos enseñan a tocar la guitarra o pescar o construir algo; los que piensan que son expertos tienen un público cautivo para sus conferencias.

Trabajamos duro para dar cabida a los demás; asignamos las familias más grandes a las habitaciones más grandes y cortamos el tiempo en las duchas (excepto por los adolescentes) para ahorrar el agua caliente. No hay una agenda u horario o rutina. Compartimos la comida, la preparación de la cena y la limpieza. Nosotros cuidamos de los niños y los perros de los demás – con sólo una mínima queja. Es un lugar de verdadera comunidad… y amor.

Al reflexionar sobre ese tiempo especial, me pregunto por qué no actúo así más a menudo… más en reposo con el tiempo y más en paz con la gente que me rodea. ¿Por qué no puedo juzgar menos lo que otros elijan y disfrutar más plenamente de lo que estoy haciendo? ¿Por qué no puedo ceder mi espacio, mi comodidad y mis expectativas sin una actitud negativa?

Tengo la esperanza de que este año no sólo me acuerdo de las actividades de diversión sino también de las actitudes del corazón y el servicio compartido que hicieron que fuera muy divertido. Espero poder aplicar esos principios no sólo a las vacaciones sino a la vida cotidiana también.

¿Qué disfruta tu familia al estar juntos? ¿Qué has aprendido de aquellos tiempos?

3 thoughts on “un lugar de comunidad

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