puntos ciegos

Manejando por la autopista el otro día, vimos a personas que enviaban mensajes de texto o hablaban por teléfono mientras conducían. Su velocidad era irregular y constantemente estaban desviándose de un carril a otro. Me sentía nerviosa y en peligro de estar cerca de ellos, por lo que le pedí a mi esposo que pusiera cierta distancia entre ellos y nosotros tan pronto como fuera posible.

Vino a mi mente que este comportamiento peligroso es evidente para los demás, a pesar de que los conductores de los mensajes de texto piensan que tienen todo bajo control. Por detrás, observábamos los cambios involuntarios de carril e hicimos ajustes por la inconsistente velocidad. Cuando los rebasamos por el lado derecho – ya que suelen bloquear el carril para rebasar – nos dimos cuenta que no nos equivocamos con nuestra hipótesis inicial de su causa de manejar de manera errática. A menudo están tan concentrados en su comunicación que no miran hacia arriba o ni siquiera se dan cuenta que los rebasamos.

puntos ciegos = obvios para todos excepto para mi

Puedo tener puntos ciegos en muchas áreas de mi vida. Suelo estar tan ocupada con mis propias tareas o preocupaciones que soy completamente inconsciente de cómo mis actitudes y comportamiento están afectando a otras personas. Detesto pensar con qué frecuencia algún miembro de la familia ha tenido que quitarse de mi camino por su propia protección, o con qué frecuencia un compañero del trabajo tiene que hacer ajustes por mis acciones erráticas. No quiero ser un peligro para los demás.  

Una herramienta que utilizamos en nuestra organización es la evaluación 360°; un proceso de encuesta de opinión que permite a aquellos que me rodean – supervisor, compañeros de trabajo, personas que supervisamos – hacerme saber cómo me estoy desempeñando como líder. Sus respuestas confidenciales son correlacionadas con mis respuestas de auto-evaluación, y un facilitador certificado que imparte retro-alimentación me comunica la información durante una cita personal. La retroalimentación confirma las áreas evidentes de fortalezas y debilidades, alienta a las fortalezas “escondidas” (aquellas que los demás vieron, pero que yo no mencioné), y me advierte acerca de los temibles puntos ciegos.

La primera vez que pasé por una evaluación 360°, fue una de las cosas más difíciles que había hecho. Me sentí golpeada por los comentarios negativos y tuve dificultad para reconocer los positivos. En aquel entonces tuve una excelente facilitadora y a partir de allí he llegado a apreciar el proceso. Sé que cuando le abro la puerta a la verdadera retroalimentación a mi vida, crezco en humildad e incremento mis habilidades para trabajar productivamente y servir bien a los demás.

Puedo escuchar la verdad de los demás en una evaluación 360° formal o simplemente en conversaciones vulnerables con amigos, familiares o mentores. Es una de las cosas más importantes que puedo hacer para asegurar que soy una persona de confianza, que considera a los demás, y que estoy consciente de mi impacto… menos puntos ciegos!

¿Cómo puedes invitar a alguien a darte una honesta retroalimentación de tus puntos ciegos?