la montaña rusa de las emociones

roller coasterSiempre me han gustado las montañas rusas – ¡mientras más altas y aterradoras sean mejor! Me encanta la sensación de riesgo y aventura y velocidad… siempre que me sienta a salvo y segura por los broches y las barras que me mantienen firme dentro del carro. Me gusta el panorama y los lugares que se ven desde los puntos más altos… y nunca le doy importancia a la sensación de vuelco en el estómago mientras el carro desciende a los puntos más bajos o rechina al girar en las curvas. El viento en mi cabello, los gritos en mi garganta, las manos en alto… intencionalmente busco ese tipo de diversión en los parques de entretenimiento.

…pero no quiero esa misma experiencia cuando regreso a casa. 

De alguna manera cuando los acontecimientos de la vida tienen las mismas características de riesgo y velocidad y cambio, ya no se siente tan divertido.

Los últimos días se han sentido como una montaña rusa de emociones para mí. He estado en los pináculos más altos de nuevas amistades, de un trabajo estimulante y motivador, y de progresar hacia establecernos en una nueva casa. En horas, también he viajado a los bajos valles de la lucha familiar con enfermedades mortales que tocan a la puerta, temor y cansancio, cargando la culpa de no poder hacer más, y en el duelo de la pérdida del una vez vibrante padre quien ahora apenas reconoce mi voz cuando llamo. 

Estos altibajos también afectan mi estómago, pero ahora son gemidos y dolor en vez de vuelos emocionantes, y sí me importa, y desearía que desaparecieran.

Di una charla en un retiro este fin de semana acerca de la necesidad de invitar a otros a nuestras aventuras de vida y buscar algo que apreciamos incluso en los momentos difíciles. La actitud del corazón y la ayuda de otros hacen una gran diferencia para mí cuando mi vida está torciéndose y dando vueltas en todas direcciones en cortos plazos. Me siento más segura en mi jornada salvaje cuando mi fe me sostiene con fuerza y mis amigos se sientan junto a mí en el carro.

Reconozco que los pináculos y los valles serán parte de mi experiencia hasta que el viaje termine. A veces lentamente me tambalearé a lo largo de un camino recto y suave, pero las alocadas pistas de bombeante adrenalina se encuentran justo por delante. Estoy aprendiendo que si considero los retos de la vida como una aventura, como una inevitable oportunidad para crecer y confiar, y si no intento tomar el viaje sola, no es tan aterrador para mí. Incluso es divertido en ocasiones.

¿Te gustan las montañas rusas? ¿Cómo viajas en la emocional montaña rusa de la vida?

4 thoughts on “la montaña rusa de las emociones

  1. Terry, muy buen blog, a mi me gustan las emociones fuertes y sentir esa adrenalina que recorre el cuerpo por una nueva experiencia o esa sensación de aventura, pero ya llevandolo a la vida, me es más dificil buscar esta sensación de aventura, me cuesta procesar los cambios y los desafíos pero definitivamente eso se vuelve más fácil cuando tengo la compañía de los amigos y la familia. Muy buena comparación! Gracias por compartir tu experiencia y tus vivencias 🙂

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    • Mi Clau… tú eres una de las más aventurosas que conozco! 🙂 Pero, sí, a todos nos ayuda tener una fe fuerte y la companía de otros en el camino. Gracias por acompañarme en muchas de mis aventuras. Ha sido un privilegio muy grande acompañerte en algunas de las tuyas!

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  2. Definitivamente mucho tiene que ver nuestra actitud ante las pruebas, si nuestra actitud es positiva, ya tenemos un 20%ganado, si contamos con verdaderos amigos que estén con nosotros cuando estamos caminando en medio de las pruebas tendremos otro 20% ganado y por el resto yo no me preocuparía ese pequeño 60% lo pone mi Señor!

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