Uno de mis hijos me rompió el corazón el otro día. Él tomó una mala decisión que realmente me decepcionó. Me duele mucho por él y por la demás gente involucrada.
Ésta no es la primera vez que uno de mis muy normales y muy imperfectos hijos me lastima… y estoy segura de que tampoco será la última vez.
Sé que frecuentemente mis hijos no tienen idea de cómo sus elecciones y acciones me afectan a mí como su madre. Ciertamente ellos pagan la mayor parte de las consecuencias físicas, emocionales y financieras, pero hay un efecto dominó de todo lo que hacen.
Como madre, cargo parte de su experiencia conmigo. Me dan tristeza los sueños y esperanzas incumplidos que tenía para ellos. Me duele el corazón por su pérdida. Lloro por su dolor. Oro por más crecimiento y madurez. Mi alma anhela su perdón y su sanidad.
GRACIA
He aprendido de mis propios errores a través de los años que la gracia es un precioso regalo que se recibe en los momentos de dolor. Mis hijos usualmente están completamente consientes de su error; no necesitan juicios, críticas ni sermones. Necesitan saber que – sin importar lo que suceda – todavía los amo.
DECISIONES
También necesito gracia. Podría atormentarme a mí misma con dudas, culpabilidad o inseguridad. ¿Hice algo mal al criarlos que de alguna manera “causó” esto? ¿Los abracé, les enseñé o los discipliné lo suficiente? Aunque ya sé que mi manera de criarlos no es perfecta, me ayudó mucho cuando una amiga me recordó que aún Dios – el Padre perfecto – tiene hijos imperfectos, plagados de errores que se equivocan todo el tiempo. Nuestras situaciones son muy raramente simples, de causa y efecto. Cada uno toma sus propias decisiones.
NECESIDAD
En medio de las altas y bajas de la vida, mis (casi adultos) hijos me necesitan. A veces necesitan que alguien los escuche; otras veces alguien que les de un abrazo largo y fuerte. A veces necesitan un poco de ayuda práctica; a veces “sólo” necesitan que ore y que les de el tiempo y espacio necesario para arreglar las cosas. A veces necesitan asesoría, consejo y ánimo para reconciliar, restaurar y tomar mejores decisiones la próxima vez.
…porque habrá una próxima vez. Haría casi cualquier cosa para proteger a mis hijos del dolor. Cuando eran pequeños, casi me engañaba a mi misma pensando que podría controlar su ambiente y sus decisiones. Ya no creo eso ahora.
La pregunta no es SI mis hijos evitarán el dolor y las malas decisiones, más bien CUANDO ellos se lastimen y lastimen a otros, la pregunta es ¿CÓMO voy a responder?
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¿Cómo respondes a las malas decisiones de tus hijos (o de otros)? ¿Qué te ayuda a responder bien?
