Soy una luchadora. He aprendido a defender mi corta estatura desde pequeña. Protegía a mis hermanos menores. Competía por las calificaciones más altas y el mejor empleo. Me hice hábil en discutir persuasiva y poderosamente con sarcasmo e ingenio.
Pelear no es siempre algo bueno…
…pero algunas veces pelear es importante. En la universidad, conocí de Cristo y aprendí a usar la oración como mi arma en la batalla espiritual. Empecé a luchar diariamente contra mi naturaleza egoísta y pecaminosa. He estado más involucrada en pelear por la justicia y causas que reflejan el corazón de Dios. Cuando me casé con Steve, comencé una lenta transformación de aprender a discutir y estar en desacuerdo con mi esposo en una forma saludable en lugar de dividir y atacar. (Todavía estoy en ese proceso.)
Recientemente, he llegado a comprender lo que significa pelear como un ezer en el ejército de Dios. Carolyn Custis James hace un excelente trabajo describiendo esta relación llamada, “La Alianza Bendita”¹ en su libro, Half the Church (La Mitad de la Iglesia). Carolyn explica que las palabras hebreas ezer kenegdo, usadas para la mujer en Génesis 2:18 y 20, comúnmente traducidas como “ayuda idónea”, son con frecuencia mal entendidas fuera del contexto militar en el que se encuentran siempre. La palabra kenegdo implica una contra-parte y ezer significa ayuda. Carolyn señala que los autores de la Biblia usan la misma palabra ezer 19 veces adicionales en el Antiguo Testamento; tres veces para países aliados (Is. 30:5; Ezeq. 12:14; Deut. 11:34) y dieciséis veces para Dios mismo cuando Israel necesitaba ayuda en la batalla (Ex. 18:4; Deut. 33:7, 26, 29; Sal. 20:2; 33:20; 70:5; 89:19; 115:9, 10, 11; 121:1 – 2; 124:8; 146:5; Oseas 13:9).²
De la base de estos versículos, Carolyn anima a las mujeres en su rol dado por Dios como portadoras de Su imagen y como “gobernantes” de Su creación. Insta a todas las mujeres a que como socias completas y fuertes guerreras de Dios se unan a los hombres en las batallas espirituales que peleamos en contra de la maldad en este mundo. Esta verdad presenta muchas oportunidades para las mujeres y estoy segura que las mujeres pueden contribuir mejor a la misión con todo lo que son cuando abracen su valor y llamado delante de Dios.
Incluso antes de conocer la palabra ezer, fue mi privilegio el guerrear junto con Steve por más de 30 años ya. Por mucho tiempo hemos luchado juntos por nuestro matrimonio. Permanecer juntos ha requerido una ofensiva unificada contra las tentaciones, la rutina y el estar ocupados que de otra manera hubieran destruido nuestra intimidad. No puedo asumir que Steve va a llevar esa responsabilidad solo. Requiere a los dos peleando hombro a hombro para mantener nuestro matrimonio fuerte y saludable.
Steve y yo también hemos peleado por las decisiones sabias de nuestros hijos y su futuro; juntos los hemos enseñado, disciplinado, cuidado, consolado y orado por ellos. Otra vez, ésta no es una batalla para ser delegada a solo una persona. Mantenemos la línea juntos.
También nos hemos comprometido juntos a muchos otros desafíos en el ministerio, dirigiendo a estudiantes universitarios, profesionistas, familias, mujeres, atletas y otros al amor y esperanza de Dios. Hemos servido juntos, cada uno apoyándose en las fortalezas del otro para evitar campos minados, ataques al flanco y desánimo del enemigo.
He crecido en el entendimiento del significado de ser un ezer; esto es que mis habilidades únicas son cruciales para la victoria – de otra manera sólo la mitad del ejército está peleando la batalla. Durante diferentes etapas de la vida, mi participación varió; algunas veces estaba en las líneas del frente con Steve; otras veces estaba cuidando a los heridos desde la base del campamento. No importa cómo me comprometía, Steve siempre apreció mi ayuda y sociedad a su lado.
Los dos nos motivamos y desafiamos uno a otro para construir nuestro carácter, habilidades y confianza para hacer lo mejor que podemos. Las guerras requieren la cooperación y el sacrificio de todos; las batallas espirituales más que cualquier otras.
Espero que esto te anime. Eres necesaria. Tu parte es esencial para la victoria. ¿Cómo vas a involucrarte como un ezer?
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¹Custis James, Carolyn. Half the Church. Kindle version. (p.19) Retrieved from Amazon.com ²Custis James (p. 112) **woman boxer image courtesy of photostock / FreeDigitalPhotos.net
¡Gracias a Dios soy una Ezer kenegdo! ¡El Señor te siga inspirando para inspirarnos a los demás!
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Por eso me caes muy bien, Mary! Eres un ejemplo para mí. Te quiero mucho y aprendo de ti. Gracias por tu ánimo continuo! Te mando un gran abrazo!
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