Mis papás se están haciendo viejos. No he estado presente para verlo poco a poco diariamente, pero con cada visita experimente el paso del tiempo más dramáticamente. Hace algunos días, pude pasar un tiempo extendido con mi papá… ya no puede andar de un lugar a otro como solía hacerlo. Se le olvidan las cosas y se confunde fácilmente. Ya no escucha bien. Necesita ayuda para realizar tareas simples.
Es difícil para mí verlo luchar. Estoy segura de que es difícil para él tener que luchar. Era un militar fuerte e independiente en sus años de juventud; no le gusta tener que depender de nadie.
Tengo que admitir que su salud deteriorada y su débil condición me asustan un poco… soy como mi papá en muchas maneras. Siempre he sido energética y fuerte y no me gusta necesitar que otras personas me ayuden. Siempre he tenido una mente ágil y la habilidad de cumplir mis sueños y metas trabajando duro. Me da temor y me siento ansiosa al pensar en cómo la edad me afectará en el futuro.
Más allá de los desafíos físicos, algunas de las cosas más difíciles durante la visita a mi papá fueron sus palabras. Fue muy crítico y acusador con comentarios irracionales y de menosprecio. Podría justificar algo de su comportamiento como un resultado de la senilidad que lo invade, pero la verdad es… no es algo nuevo. Me acuerdo que, cuando yo era más joven, él solía culpar a los demás por algo que él había perdido o por un error que él había cometido.
Realmente no me considero “vieja”… ¡todavía! Pero esta visita a mi papá me ha desafiado a considerar mis propias palabras y acciones hoy. Nancy Ortberg en su libro, Unleashing the Power of Rubber Bands, dice, “…la gente que se resiste al cambio y se aferra a sus viejos hábitos cuando están en sus veintes se vuelven personas que se resisten al cambio y se aferran a sus viejos hábitos cuando son viejos. La gente que acepta el cambio y gravita hacia ideas nuevas en sus veintes son gente que acepta el cambio y gravita hacia nuevas ideas cuando son viejos.”
También he escuchado que al hacernos viejos, nuestros rasgos de carácter negativos no disminuyen sino que se vuelven más pronunciados. Si mis rasgos de carácter y comportamientos de hoy se van a magnificar cuando sea vieja… ¿cómo voy a ser?
Se me ocurrieron algunas preguntas para considerar ahora… ¿Cómo reacciono frente a la enfermedad y el esfuerzo físico? ¿Cómo uso mi tiempo, especialmente cuando mi nivel de energía es bajo? ¿Cómo manejo las limitaciones y la necesidad de pedir ayuda de los demás? ¿Culpo a otros por mis errores? ¿Cómo reacciono al cambio y las ideas nuevas? ¿Qué puedo hacer hoy… para entrar a la “vejez” con gracia?
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¿Qué piensas de prepararse desde ahora para la “vejez”?
Me has dado mucho para pensar! 🙂
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Gracias, May! Como siempre… me animas mucho!
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Gracias Terry, realmente es algo que yo igual he observado y pensado mucho en los últimos años, ya que mis padres también están en edades avanzadas y he podido ver cómo los años deterioran el cuerpo y la mente… y cómo, a veces, es difícil asumir que vamos por ese mismo rumbo . Te mando un gran abrazo, bendiciones =)
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Muchas gracias, Vero… son los desafíos de la vida, verdad? Que Dios nos ayude a cuidarles a nuestros papás y a nosotras mismas para los años futuros!
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